Ud. está en Home->Técnicas-> Espejo
En particular, se comentan con admiración temas tales como los frenos de carbono, la aceleración de algunas 4x4 (viste la Cayenne?), la Enzo Ferrari...y la terminación de los Rolls-Royce, con sus veintitantas capas de pintura y ese aspecto de profundidad tan suntuoso.
Lo que es motivo de tanta envidia en un auto de lujo difícilmente se concibe
para otras cosas.
Quizá nos gustaría que las alacenas de la cocina o las ventanas tuvieran un brillo espectacular, pero desechamos la idea por poco práctica, y sobre todo por costosa.
Pero, ¿y si nuestro barco pudiera lucir espectacularmente brillante, con esa
profundidad lustrosa? ¿Y si, además, conseguir ese resultado no fuera tan
lesivo para nuestros pobres bolsillos y brindara una protección extra al casco?
Pues bien, esto es factible y por añadidura bien sencillo.
Hemos visto en notas anteriores que los esmaltes poliuretánicos son los más
adecuados para la protección de toda la obra muerta, y cómo obtener el mejor
resultado de ellos. Estos esmaltes están diseñados para no tener que ser
lustrados, y mantienen su color y brillo durante mucho tiempo, aún expuestos
permanentemente al sol (si lo recuerdan, el auténtico villano de la película).
Sin embargo, por más manos que demos como terminación, el brillo será muy
importante, pero faltará esa cualidad de ¨espejo¨, la percepción óptica de que
la pintura está debajo de un cristal, esa profundidad que admiramos en la
pintura de las limusinas lujosas.
Esto se puede conseguir simplemente aplicando sobre la pintura de terminación
algunas capas de poliuretano transparente -barniz poliuretánico-, las que
brindarán un acabado suntuoso a la vez que protegerán las manos de color.
Por supuesto, hablamos de poliuretanos de dos componentes, como los usados para
pintar el barco.
Si esto se programa antes de comenzar los trabajos de pintura, la aplicación de
este poliuretano incoloro se preverá como una etapa más, de modo de que si, por
ejemplo, se darán tres manos de blanco, una cada 24 horas, las manos sucesivas
de transparente también tendrán ese intervalo entre ellas y sobre el blanco.
De esta manera, la adherencia entre todas las capas será perfecta sin necesidad
de lijar entre manos.
No hay inconveniente alguno en aplicar este esquema a barcos anteriormente
pintados; solamente será necesario, ahora sí, lijar suavemente la pintura
existente para conseguir una buena adherencia entre ella y el incoloro.
El acabado definitivo -y por ende, la sensación visual- dependerá del espesor
final del transparente (léase: número de manos dadas); sin embargo, no conviene
exagerar, porque el exceso de pintura no es bueno para el casco y es
definitivamente nocivo para el presupuesto.
Como me parece que a esta altura ya hay quienes están pensando en ahorrar pintura y dar el poliuretano incoloro directamente sobre el gel-coat, pueden olvidarlo. Los poliuretanos precisan de una imprimación -idealmente epóxica- para adherirse bien al plástico, y estas imprimaciones tienen color propio, por lo que no tiene mayor sentido dar un barniz transparente sobre ellas.
La capacidad de permanecer pegado sobre el gel-coat (sí, la adherencia, pero ya
apareció esta palabra tantas veces que podemos variar con algún sinónimo) no es
demasiado impresionante en los poliuretanos, de manera que no es conveniente
darlo directamente. Pensemos en que previamente hay que pintar -cosa que, según
se ha visto ya hace un tiempo, protege y previene la ósmosis aún en barcos
nuevos.
Desde ya, este procedimiento puede ser utilizado también en barcos de madera
tradicionalmente pintados con esmalte sintético, aplicando sobre el mismo
barniz marino de muy buena calidad.
Sin embargo, no todos los barnices alquídicos (sintéticos) son completamente
cristalinos, y pueden agregar algo de color, usualmente levemente ambarino,
sobre esmalte blanco. Esto puede quedar muy bien en algunos cascos, otorgando
un ¨vintage look¨ que destacará a ciertos barcos muy clásicos.
Para otros casos, asegurémonos de que el barniz es completamente incoloro.
Observemos que siempre se debe respetar la homogeneidad del sistema de pintado
adoptado; esto es, poliuretano sobre poliuretano, y sintético sobre sintético.
Aplicar poliuretano sobre sintético conduce a un seguro desastre porque los
agresivos solventes de aquél actuarán como removedor de éste, habrá que sacar
toda la pintura, comenzar desde cero y consumir una bolsa llena de analgésicos.
Esta historia de la sensación visual, la profundidad, etc., los comentarios de
los amigos sobre lo bien que luce nuestro barco, los Rolls-Royce y demás, tiene
como agregado un aspecto funcional importante y nada desdeñable: la protección
de la protección.
Esto que parece una perogrullada o un abundar al divino botón, no lo es tanto
si pensamos que es mucho más fácil retocar un daño superficial con un
transparente que con color (andá a conseguir el mismo color, sobre todo después
de un tiempo de haber estado al sol !).
Si el raspón no llegó al blanco (o cualquiera que sea el color del casco),
basta con hacer el retoque del transparente. Si no hay incoloro, o bien se
notará el parche, o tendremos que pintar la banda entera.
La pequeña diferencia es que el retoque con incoloro lo podemos hacer hasta en
la amarra, mientras que pintar la banda nos costará tiempo y varadero.
Si nuestro barco tiene algún tipo de gráfica aplicada sobre el casco, un barniz
también servirá para protegerla y fijarla. Sólo deberemos asegurarnos de que el
material con que está hecha no sea atacado por los solventes del barniz.