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La Pintura del casco

 

Con qué pintar

Vimos en otro artículopara qué pintar el casco de su barco. Veamos ahora qué pintura conviene usar.

 

Como ya dije en otra oportunidad, los clásicos que se estimen como tales deberían mantener el tipo de pintura de origen, dentro de lo posible. Aquí vamos a considerar los sistemas de pintado más modernos.

 

Las mejores pinturas de terminación para embarcaciones deportivas y de recreo disponibles en la actualidad son las de dos componentes formuladas en base a resinas uretánicas, llamadas usualmente esmaltes poliuretánicos. Ellas combinan una excelente dureza y resistencia al agua con un alto brillo y una cualidad esencial: su resistencia a los rayos ultravioleta.

 

Es un error común el empleo de esmaltes de terminación epóxicos en superficies que deban estar expuestas al sol, en la creencia de que son los acabados más resistentes en todo sentido.

 

En efecto, son excepcionales, salvo que los condenados rayos UV los degradan superficialmente, causando la pérdida del brillo y el atizamiento de la pintura –como cuando Ud. pasa el dedo sobre una tiza, y no le cuento si el barco es azul...

 

Por añadidura, los poliuretanos conservan mejor el color y el brillo a lo largo del tiempo que otros tipos de pintura, y forman películas que acompañan muy bien los movimientos del casco.

 

Los poliuretanos requieren el uso previo de una imprimación. Lo adecuado es utilizar imprimaciones epoxy, tanto sobre madera desnuda como sobre superficies de PRFV.

 

Se puede emplear tanto una imprimación epoxy específica como un epoxy autoimprimante; en el primer caso tendremos una capa más delgada que en el segundo, y la elección dependerá del esquema de pintado recomendado para cada embarcación. Ojo, que no todos los epoxies autoimprimantes se pueden dar directamente sobre PRFV.

 

Para cascos metálicos, se empleará una imprimación anticorrosiva. Sea cual sea, una mano es suficiente; el objetivo es proveer una firme adherencia para la pintura de terminación. 

 

Para aplicar la imprimación pueden utilizarse pincel, rodillo o soplete. Tenga especial cuidado de usar sólo el diluyente indicado por el fabricante, y en la proporción que él recomiende. También recuerde que estas son pinturas de dos componentes, que deben mezclarse únicamente en la proporción que el fabricante especifique.

 

Si hay algo que rellenar, éste el el momento para hacerlo con masilla epoxy (recuerde que siempre la masilla se da sobre una imprimación, nunca directamente sobre la superficie a pintar o a reparar).

 

Lije la imprimación (y la masilla, si es el caso) cuando esté bien seca –normalmente, a las 24 horas- para dejar la superficie tersa y lista para dar el esmalte de terminación.

 

La cantidad de capas de esmalte a dar dependerá en gran medida del método de aplicación. Algunos poliuretanos sólo pueden ser aplicados a soplete, mientras que hay otros que permiten ser dados también a pincel o rodillo.

 

La mejor terminación, y el espesor más parejo, se obtienen con pistola. No haga la de los pintores de autos, acostumbrados a grandes diluciones y altas presiones de pulverización; diluya como dice el fabricante del esmalte, y use presiones bajas, del orden de las 22/25 lb/pulg2.

 

De esta manera la niebla será menor y la pintura tendrá más chances de llegar a su destino en lugar de pintarlo a Ud. y alrededores. Piense que en las condiciones habituales de varadero suelen soplar brisas a veces no muy gentiles, y queda feo pintar el barco del vecino, algún árbol o el auto nuevo del Comodoro del club. Calcule que dos manos a rodillo o tres a soplete están bien.

 

Sobre diluyentes: advierta que la imprimación epoxy y el esmalte poliuretánico tienen normalmente cada uno su diluyente específico, no los intercambie. Sin embargo, hay en nuestro medio una marca que usa un mismo diluyente para ambos, lo que elimina el riesgo de equivocarse.

 

Aquí una palabra de advertencia: los poliuretanos, en particular el reticulante o endurecedor, son higroscópicos en alto grado.

Esto es, tienden a absorber rápidamente humedad del ambiente. Esta humedad, una vez incorporada en la pintura, da como resultado un brillo velado, disminuido, que no se recupera lustrando.

 

Por lo tanto, no abra las latas si no va a pintar en ese momento –evite la tentación de ver lo que hay adentro- y trate de pintar en días relativamente secos (sí, ya sé..., bueno, haga lo que pueda).

 

Para que todo salga como debe, hágase asesorar bien en las pinturerías náuticas y siga a pie juntillas las indicaciones del fabricante de la pintura.

 

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